Lo que todos los PADRES DEBERÍAN SABER para PREVENIR TRASTORNOS DE ALIMENTACIÓN en los HIJOS

La detección precoz y ponerse en manos de especialistas para seguir un tratamiento adecuado son las mejores armas para combatir la anorexia, una vez establecida la enfermedad. Sin embargo, es mejor prevenir su aparición con la difusión de programas de prevención y promoción de la Salud en los ámbitos familiares, educativos y sociales, que permitirían reducir el número de personas que desarrollan trastornos alimentarios cuyas consecuencias pueden repercutir sobre su salud de forma irreversible.
Prevenir la anorexia desde la infancia
Estas son algunas claves que te ayudarán a prevenir la anorexia en tus hijos o familiares de corta edad:
• Enseñar a los niños desde pequeños, tanto en casa como en la escuela, la importancia de unos correctos hábitos alimenticios.
Fomentar su autoestima. Es importante que conozca sus capacidades y limitaciones, y aprenda a sentirse a gusto consigo mismo. Esto evitará futuros complejos.
• Reforzar su autonomía y estimularle para que tenga sus propias opiniones y resulte menos vulnerable a los mensajes de los medios de comunicación y la publicidad que transmiten la idea de que tener un cuerpo perfecto es sinónimo de éxito y felicidad, olvidando los valores de las personas.
Comentar con el niño estos mensajes sobre estética y alimentación que difunden los medios de comunicación, razonando lo que es cierto y lo que no, y enseñándole a valorar la salud por encima de los condicionamientos estéticos.
No proponerle metas, ni académicas ni deportivas, que superen sus capacidades, para evitar frustraciones.
• Animarle a practicar ejercicio con regularidad. Es bueno para su salud y le ayudará a mantenerse en forma.
• Facilitar sus relaciones sociales y su participación en actividades extraescolares, excursiones, visitas culturales programadas por el colegio, etc. Si se siente integrado socialmente, es difícil que al crecer piense que le van a rechazar por no cumplir unos cánones de belleza concretos.
• Establecer una buena comunicación dentro del ámbito familiar, para que el niño se sienta seguro, y sea capaz de buscar el consejo y la ayuda de su propia familia cuando se enfrente a situaciones que le resulten difíciles o estresantes.

BUENOS HABITOS ALIMENTICIOS EN LA INFANCIA
Los padres son los primeros maestros de sus hijos. ¡Tienen tanto que enseñarles en la vida! Uno de los conocimientos más importantes que puedes transmitirle a un hijo es que aprenda a comer bien. Esto implica no solamente que aprenda a escoger aquellos alimentos que favorecen su salud, sino a desarrollar una actitud sana y positiva ante la alimentación en general.
Nuestra energía y bienestar depende en gran parte del tipo y la calidad de alimentación que llevamos. Esta, a su vez, está directamente relacionada con nuestra cultura, costumbres y hábitos que adoptamos desde la infancia. La publicidad de las industrias alimentarias también influye, hoy por hoy negativamente, en estos hábitos. En prácticamente un siglo hemos pasado de una economía de autoconsumo a una economía de mercado donde muchas veces la mujer trabaja fuera del hogar. Afortunadamente existe una gran preocupación por la salud y se reconoce que la alimentación adecuada es un instrumento de protección de la salud y prevención de enfermedades, sin embargo existe una tendencia natural entre la población joven a no considerar como factor de riesgo para su salud una alimentación inadecuada basada en alimentos chatarra y desórdenes en los horarios.
Por todo ello cuanto más temprano comencemos a inculcarles buenos hábitos de alimentación a tus hijos, mejor. La recompensa será una mejor salud a largo plazo.
Un hábito es un mecanismo estable que crea habilidades, es flexible y puede ser utilizado en situaciones de la vida cotidiana. El proceso de formación de hábitos en los niños y niñas se basa en la construcción de rutinas definidas por los adultos en cuanto a tiempos, lugares, métodos y actitudes. Estas rutinas corresponden a actividades que las personas realizan en la vida diaria y pueden repercutir de manera favorable o desfavorable en su estado de salud, nutrición y bienestar en general.
Las prácticas de higiene bucal como el cepillado de dientes y las de higiene personal como el baño o ducha diaria y lavado de las manos son ejemplos de hábitos saludables.
La promoción, la formación y la consolidación de los hábitos alimentarios y estilos de vida saludables contribuyen a prevenir la aparición de enfermedades y trastornos.

Algunos consejos para poner en práctica desde hoy mismo:

1. Crea un ambiente agradable en torno a la mesa. La comida alimenta el cuerpo y el entorno alimenta el espíritu. Haz que tu familia se reúna a comer al menos una vez al día. Aprovecha para compartir lo ocurrido en la casa, la escuela o el trabajo y estrecha así la comunicación y la unión familiar. Involucra a los niños a que pongan la mesa y a que te ayuden en pequeños quehaceres como a preparar la ensalada o a servir el agua. Usa esa vajilla nueva que tienes guardada, y el mantel o los individuales de colores bonitos. No hay por qué esperar a una ocasión “especial” para estrenarlos. ¡Hazlo hoy mismo!

2. Establece unos horarios regulares para las comidas y también en las horas de sueño

3. Evita que tus hijos se acostumbren a comer frente al televisor. Comer es también una actividad social, ideal para compartir, no para aislarse. Además de que frente al televisor se come de más, es una mala costumbre que debes eliminar de tu entorno familiar. Si es posible, evita también los teléfonos celulares.
4. No restrinjas los alimentos. ¿Tu hijo tiene sobrepeso? En lugar de “quitarle” comida, prepárale comidas más ligeras y saludables y estimúlalo a hacer ejercicio. Si desde que es muy pequeño le restringes los alimentos, aumentarán las probabilidades de que desarrolle enfermedades como la bulimia y la anorexia más adelante.
5. Convierte los alimentos sanos en sus amigos. Los niños tiene que relacionar los buenos alimentos con cosas positivas para ellos (la leche con el crecimiento de sus huesos, el omega 3 del pescado azul con ser más inteligentes, el brócoli con sus antioxidantes como el alimento que le da superpoderes, etc, etc). Las golosinas y los bollos deben pasar a formar parte de una alimentación ocasional.
6. Lleva a tu casa alimentos sanos. Si no compras alimentos procesados, llenos de grasa y con muchas calorías, tus hijos no podrán comerlos. En su lugar, coloca frutas en un frutero al alcance de todos, y ten a la mano verduras cortadas en trocitos en el refrigerador (hielera). En lugar de galletitas repletas de azúcar, pon en tu alacena o en la nevera, y bien accesibles cereales, tostadas de pan integral, yogur, frutos secos, dátiles o pasas.
7. Esfuérzate por explorar nuevas recetas que no sean muy complicadas pero que ayuden a brindar más sabor y variedad a los alimentos que sirves a menudo. El pollo, el pavo, y el cerdo magro se prestan de maravillas para presentarlos de muchas formas. Buscar maneras novedosas de servir los vegetales, que son por lo general los menos “populares” entre el público infantil.
8. Enséñales la importancia de un buen desayuno. Es la primera comida del día y la base para que funcionen bien en la escuela. Si desde chicos se acostumbran a desayunar, no se saltarán esta importante comida más tarde en la vida. Incorpora frutas, un buen pan integral, aceite de oliva o buena mantequilla e incluso los tradicionales huevos pasados por agua.
9. Olvídate de obligarlos a limpiar el plato. Si el niño se siente lleno, que pare de comer. Así aprenderá a escuchar y a respetar las señales de su propio cuerpo. Obligarlo a terminarlo todo le inculcará el mal hábito de seguir comiendo aunque esté satisfecho.
10. No uses los alimentos como premio o castigo. En lugar de premiar una buena nota con un helado, o quitarle el postre por portarse mal, lleva al niño al parque a jugar o limita su horario de televisión.
11. Si tienen edad suficiente, llévalos contigo al supermercado y pídeles ayuda para seleccionar los alimentos. Aprovecha para enseñarles a escoger la fruta, las carnes y hasta los postres y explícales de manera sencilla por qué seleccionas un producto y no otro.
En la creación de hábitos, conviene que prediques con el ejemplo. Así los hijos no recibirán mensajes contradictorios. Recuerda siempre que lo que vean y aprendan a hacer ahora serán los patrones de su vida en el futuro. Enséñalos día a día a valorar positivamente los alimentos y a disfrutar de una cena o almuerzo en familia. Así serán mucho más saludables tanto mental como físicamente.

 

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Silvia Navarro Sanmiguel

Ingeniero Agrónomo especialista en industrias alimentarias.                                    

Responsable de la atención personalizada del servicio “Coach en alimentación” en MiCursoMindfulness.